jueves, 22 de agosto de 2013

Almost Capitulo uno

Narra _____
El tercer Red Bull fue un error. Debería haber comido algo de comida real antes de estacionarme para la entrevista. Pero no lo hice. Demasiado nerviosa .Así que ahora, mi estómago está convertido en serpientes líquidas y clavos girando .Muy malo. Levanto el volumen de mi iPhone y tiro una pierna por delante del volante así puedo medio acurrucarme al lado de la puerta. No es fácil en el asiento de conductor de un Jeep. Pero, es muy factible si eres pequeña. Esto también es sorprendentemente cómodo si tienes la cobija adecuada. Y tengo la cobija correcta. Marrón, de doble felpa y lanuda. Este es un regalo de mi hermana pequeña. Ella es la única que sabe cuán a menudo hago la siesta aquí. El febrero pasado, ella pensó que me congelaría durante mis siestas del almuerzo en la escuela, entonces ella la compró para mí con su dinero como niñera. Ella siempre trata de ayudarme a recuperar mi sueño perdido. Lamentablemente, gracias a mi estúpido desayuno, nadie puede ayudarme hoy. No recuperaré ningún sueño perdido tampoco. Peor aún, creo que podría vomitar en el estacionamiento de Geekstuff.com antes de que la entrevista comience. Tal vez durante la misma. ¿No sería épico? Perdóneme,
Señor Presidente Ejecutivo Hombre Que Quiero Impresionar

¿Podría usted retener esa pregunta mientras yo BARF, BARF, BARF?
Ellos probablemente asumirían que estaba con resaca. O que era una drogadicta. Lo que… Supongo, soy. Todos saben que la cafeína es una droga, después de todo. Y definitivamente soy una adicta a ella. Mi estómago se aprieta y retuerce otra vez con tanta fuerza que quiero llorar. En cambio, cierro mis ojos y respiro despacio, dispuesta a que la bebida energética más importante aún que la increíble cafeína- aguante.
El frío cristal contra mi frente parece ayudar y los calambres se desvanecen. Gracias a Dios. Me acurruco de lleno con la cobija y trato de enfocarme en mi plan de entrevista. El iPhone está reproduciendo un clásico. Lo clásico funciona mejor cuando quiero visualizar resultados finales. Tácticas. Los atletas olímpicos también controlan sus movimientos antes de que ellos compitan. Sé que lograr las prácticas de verano en Geekstuff.com no es ninguna Olimpiada. Pero para mí, esta entrevista es la competencia más importante de mi vida. Sin éste trabajo, mi futuro está condenado. Me veo entrar en la misma habitación donde derroté a treinta aspirantes ayer. El presidente pidió ver mis bosquejos de muestras de productos. ¡Él está impresionado! Me imagino a mí misma sonriendo y siendo toda social. Le menciono que poseo la mayor parte del departamento «de juguetes geek». Cómo no puedo esperar para ver el funcionamiento interno de una tienda en línea. La parte social es la más difícil. Toda la fanfarronada y el fingirlo. Pero yo, siendo propietaria de los productos, es la completa verdad. Amo cada artefactogeek, juguetes y camisetas que ellos venden aquí, incluso las cosas de la Guerra de las Galaxias. No existe ninguna empresa más genial en todo el mundo. Pasó a través de la historia de ventas y el precio de 34.000 dólares de mi producto favorito: La Lámpara Mood Jelly Fish. Me imagino decir: No puedo vivir sin esta genial lámpara. Otra verdad. Me gusta la lámpara. Esta es mi lámpara de noche. Sonrío, aceptando la pasantía
Apretón de manos y todo.
Cuando algo se estrella contra mi Jeep. Fuerte. ¡No otro auto, sino un puño o un cuerpo! ¡No sé qué es, porque mis ojos estaban cerrados! El Jeep se mece. Golpeo mis rodillas con el volante mientras mi cabeza golpea la ventana con un golpe sordo. Cuando alzo la vista estoy casi nariz a nariz con un tipo. ¡Un chico que está mirando detenidamente por el parabrisas como si él quisiera ver mi reacción a su desastrosa broma!

Lo reconozco de mi escuela: Justin Bieber.  Junior, aunque pronto será Sénior. Al igual que yo. Y no es uno de mis atormentadores habituales. Mis papeles de la entrevista cuidadosamente construidos se deslizan. Volutas de castaño cabello crespo caen alrededor de mis hombros. Perfecto. Sintiéndome sobre-expuesta como en algún acto de circo enjaulado, logro pegar una de mis burlas defensivas. Grito para que pueda oírme.
-¿Por qué fue eso idiota?- El tipo no se mueve. Él solo me mira fijamente. Es todo lo que puedo hacer para no ruborizarme como una idiota. No he estado tan cerca de un chico
Demonios además de mi familia, en años. Ahí es cuando me doy cuenta de que Justin Bieber podría poseer los ojos miel  más sensacional, del planeta entero.
Santo guau…
 Toma toda mi fuerza mantener la expresión enojada en lugar y repetirme: «Dije: ¿qué fue eso? IDIOTA». Trato de leer su expresión. Soy realmente buena en eso. Él parece… asustado. ¿O parece arrepentido? Extraño. Y doble, ¿qué demonios? Hago un balance de mí misma. Los latidos de mi corazón acelerados como un ruidoso estéreo, pero él no puede oírlo por el cristal. Compruebo mis manos agarradas sobre el volante. Con agradecimiento, ellas no tienen ningún signo de temblor visible. Después de tres años de práctica, soy una maestra en mantener los temblores del cuerpo ocultos. Aun así, él me tiene tan agitada que tengo que trabajar para decidir mi siguiente movimiento. ¿Por qué él todavía está mirándome? Debo necesitar una expresión más cáustica en mi rostro. Escojo el audaz-desprecio una de las mejores. Me tomó meses para perfeccionar éste. Me burlo, y tuerzo mi labio.
Ba-Bam. Eso consiguió su atención, porque él solo se volvió todo rojo. Abrió su boca como si fuera a decir algo. Como si hubiera algo que decir. Ardo por despedir mi estúpido parpadeo tan rápido como puedo. ¡Y bam-ba bam, bam, bam! Él se estremece y retrocede. Entonces, como si nunca hubiera sucedido, o como si él entrara en razón y finalmente tiene miedo de mí, el chico realiza una carrera de ciento ochenta metros a través del estacionamiento. Él hace una línea recta en dirección a la enorme puerta de la Geekstuff.com. Dejo salir una fuerte respiración, desenrollo mis adoloridos dedos del volante y salto con mi bolso a cuestas. No puedo ganar ningún terreno. Él está fácilmente sobre un enorme metro ochenta y esto incluye algunas piernas largas. Yo sólo estoy en un metro sesenta y dos. De ninguna manera lo alcanzaré a no ser que le ordene que se detenga. O que corra como un perro. Lo que no es mi estilo. Soy toda sobre el control, rápidos golpes bajos y mantener a las personas a distancia con mi repertorio cada vez más amplío de “sólida como una roca” con aspecto de “aléjate”
(Expresiones mezcladas con rápidas miradas de sarcasmo y desdén, desde luego.) Esto ha sido muchísimo trabajo de "mirarme en el espejo". Pero mis habilidades están perfeccionadas. Recientemente he convencido al mejor terapeuta en la ciudad, de que estoy lo suficientemente bien para ir a la universidad. Incluso no tuve que mentir. Simplemente suprimí la información, manteniendo mis expresiones bajo control, escondí mis confusos horarios de sueño, y ¡ZAS!: Todos creen que estoy curada. Lo que pienso es que estoy harta de hablar de cosas que nunca serán arregladas. Al igual que yo. Cómo estoy casi mejor. Casi de vuelta a la normalidad. Después de intentarlo a la manera de ellos por tanto tiempo, me cansé de esperar. He hecho un montón de progresos en fingirlo, eso es seguro. Y hasta ahora, todo bien. No, no estoy mejor. Soy la misma, pero ninguna de mis actuaciones parece hacerme empeorar. Así que medio está funcionando. Y ha habido un enorme cambio que funciona para todos nosotros. Mis padres y mi hermana menor nunca antes han sido más felices. Ellos, siendo felices, es lo más cercano a mí siendo feliz que llegaré a conseguir alguna vez. Eso es suficiente. Si puedo hacer más progresos (la palabra favorita de mamá) conseguiré aplicar aun diversidades el próximo año. Ellos lo prometieron. Esto quiere decir que recuperaré mi vida, ir a la residencia de estudiantes y mudarme fuera del microscopio paternal. ¿Ojos que no ven, corazón que no siente, verdad? Voy a ser lo que ellos quieran este año: Simplemente bien. Bien. Bien. Bien. Me detengo para recuperar el aliento, tratando de descifrar por qué Justin Bieber eligió hoy para unirse a la fila de personas que se meten conmigo. Él nunca me habló antes, lo recordaría. Como estoy segura que nunca olvidaría esos impresionantes ojos miel. ¿Quién podría olvidar esas cosas? Cuando miro alrededor del estacionamiento de Geekstuff.com me toma sólo unos segundos darme cuenta que el lado de visitantes está completamente vacío, además de mi auto y el suyo. Debo ser yo contra él para la entrevista final. Supongo que él trata de comenzar la batalla temprano. El tipo toma las escaleras del frente dos a la vez, y juro que él está hablando solo. Me pregunto si él podría ser más anormal que yo. Por si acaso él decida mirar hacia atrás, sostengo mi posición y observo la abertura de su evidentemente nueva, con pliegues de embalaje y conservadora camisa de entrevista cuando él desaparece dentro del edificio. Buena suerte presumido atormentador. Ese es el único punto que vas a conseguir. Echo una mirada a la hora en mi iPhone. Cinco minutos de sobra. Él probablemente me observa desde el interior del vestíbulo…
O tal vez él está desarrollando alguna especie de zancadilla para hacerme tropezar. Comienzo a avanzar en un paso ultra lento. Registro mi cerebro por cualquier chisme de la escuela que yo podría ser capaz de usar contra él. Este chico y yo corremos en círculos completamente diferentes. Su círculo es popular y genial, y mi círculo me lleva de la escuela al salón de profesores. Para entusiasmarme, llego a la tienda más cercana con un corredor de Red Bull. Él va a fiestas, partidos de fútbol y todas esas otras cosas. Ni siquiera veo a este chico en los pasillos. El único recuerdo real que tengo de Justin se remonta al día en que él ayudó a Jenna Shattuck cuando ella se rompió el brazo. Mejor rompió su brazo. Este es uno de esos cuentos míticos de la escuela. Vuelto a contar cada año a todos los estudiantes entrantes. Sucedió el primer año, en el segundo semestre. Unos días después de que yo regresara a la escuela de mis “meses especiales” en casa. Meses dedicados a masticar botella tras botella de antidepresivos y casi saliendo de las profundidades. Para siempre. Todo el mundo jura que vieron la caída de Jenna. Pero, realmente lo hicieron. En ese entonces, yo había estado tendida en las gradas, gracias a la nota de no participación del doctor. Yo no había trabajado en cómo ocultar mis emociones todavía. No como lo hago ahora. Hice mucho de mirar hacia abajo aquel año. Mirando zapatos. Contando baldosas. Asqueándome a mí misma por analizar la suciedad en las esquinas. Ese tipo de cosas. No quería hablar con nadie,
tampoco. Abrir mi boca solía hacerme llorar sin ninguna razón. Algo acerca de sentir el aire golpeando la parte trasera de mi garganta lo desencadenaba. Era humillante para mí y más incómodo para quien estaba cerca de mí, entonces nadie lo hacía. Lo prefiero así, de todos modos. Jenna tropezó y rompió su brazo durante un juego de vóleibol. Ella cayó directamente enfrente de mis pies. Ella era difícil de ignorar. Su mano torcida debajo de ella, y habían muchas fracturas. Como alguien caminando sobre astillas. Cuando ella se sentó, sus huesos habían atravesado la piel en dos sitios cerca de su muñeca. Otro sobresalía en la parte superior, encima de su codo. Espectáculo de horror total. Ella había impactado en una arteria. Jenna ni una sola vez hizo un sonido. Solamente parpadeó y parpadeó. La sangre salpicó en el piso del gimnasio cantidades de ella como si estuviera cayendo desde los aspersores contra incendios y la profesora gritaba tan fuerte que todos pensaron que ella había sido herida. Nadie más se movió o hizo un solo sonido por mucho tiempo, incluyéndome. Especialmente yo. Jenna y probablemente todos nosotros había estado en shock.

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